martes, 28 de abril de 2009

zapatos y vida...

Nunca entenderé tu inclinación hacia los tios más incapaces,
pero capaces de dejarte, en cualquier lado, en cualquier parte... (frase robada)

Ayer hablaba con mi amiga Laura y me recordó una historia que en su día me contó sobre una conversación entre ella y su profesor de autoescuela.
“Todo se puede resumir con zapatos, y ellos no iban a ser menos”. Lo más cómodo que hay son las zapatillas de andar por casa. Esas que llevas desde hace tiempo, forradas de lana blanca, con cuadros grises y que ya están ajadas por el paso de los días. Esas que sabes que te van a esperar en casa cuando el día se presenta lluvioso. Esas que te miman pero que puede llegar el día que las olvides en el fondo del armario y más tarde tengas que ir a buscarlas corriendo porque otros te han hecho daño...
Pero, inexplicablemente, hay veces en las que necesitas ponerte esos preciosos zapatos de tacón rojos que te hacen tanto daño. Y aunque sepas que al día siguiente vas a tener que curarte las heridas te los enfundas y hechas a andar olvidándote realmente de que esos zapatos no te convienen en absoluto.
Ya lo tienes, click, clack; click clack y vas notando que a cada paso que das se te abren más las heridas y no sabes si al volver a casa vas a tener suficientes tiritas...

Yo llevo bailarinas rojas para poder chasquearlas y no olvidarme del camino de regreso a casa.

2 comentarios:

  1. Creo que las chicas somos demasiado coquetas...con lo bien que se está en zapatillas!! :P

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  2. Que razón tiene ese dicho, pero hay otro que dice para presumir hay que sufrir, pero desde luego que es el dicho mas inútil del mundo.

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